La Ley de Parkinson señala que el trabajo tiende a extenderse para ocupar el tiempo que le asignamos. Generada en 1955 por el historiador Cyril Northcote Parkinson, esta ley explica por qué las tareas, incluso las simples, pueden alargarse innecesariamente cuando disponemos de tiempo de sobra.
Para contrarrestar este efecto, se recomienda establecer plazos ajustados, dividir grandes tareas y apoyarse en temporizadores, de forma que el trabajo avance de manera eficaz y sin demoras. Un ejemplo clásico es una tarea sencilla que se convierte en un proyecto largo solo porque no hay una fecha límite clara.
Adoptar una estrategia de gestión del tiempo puede hacer una gran diferencia en tu día a día como estudiante. La Técnica Pomodoro, la Matriz de Eisenhower y la Ley de Parkinson ofrecen enfoques distintos, pero con el propósito de valorar cada minuto.
Pon en práctica alguna de ellas o todas si lo consideras, nota cuál se ajusta a tu estilo de trabajo y hazla parte de tu rutina. Con el tiempo, no solo te darás cuenta que eres más productivo/a, sino que sentirás un balance entre la vida académica y personal.